2.5. Lectura crítica de los casos de estudio seleccionados
2.5.2. Casos de estudio: chatbots productivos
A diferencia de los bots de negocios, cuyo objetivo es ayudar el usuario a llevar a cabo una tarea dentro del contexto de una empresa de manera productiva, un bot de consumo tiene un objetivo totalmente diferente. Su propósito es más el de ayudarnos en tareas cotidianas, como por ejemplo recordarnos citas en nuestro calendario o estar al día de las noticias, entre muchas otras. Están totalmente orientados a resolver tareas productivas.
Hasta ahora hemos hablado bastante de Alexa. Del mismo modo que nos podríamos referir a Google Home, Cortana o a Siri, estamos ante superbots: hacen de todo. Estos sistemas tienen múltiples servicios y productos integrados; desde música, temporizadores, meteorología, servicios de busca y compra, y cualquier servicio que permite una conexión a internet. Además, se les puede enseñar nuevas habilidades y pedidos de voz, aprenden de los usuarios y se adaptan a su manera de hablar, a su tono de voz y a sus preferencias según qué aplicaciones.
Tanto Alexa como otros muchos asistentes de voz no existirían si no fuera por Eliza. Eliza, creada por Joseph Weizenbaum en 1966, está considerada el primer programa informático de procesamiento de lenguaje natural, el primer bot. Su creador lo consideraba un método para mostrar la superficialidad de la comunicación entre el hombre y la máquina, donde no puede haber una conversación real puesto que el sistema nunca tendrá la capacidad de llevar a cabo una conversación del mismo modo que lo hacemos los humanos.
Como hemos visto cuando hablábamos de conversing e instructing, hay una parte de razón en esta reflexión, y es cierto que hay elementos de una conversación que un bot no puede llevar a cabo actualmente. Si bien Eliza era capaz de intervenir en el discurso, no podía conversar con total comprensión. Pero aun así, muchos usuarios atribuyeron a Eliza sentimientos parecidos a los humanos.
Esto se debe al hecho de que Eliza se creó para simular a una terapeuta y fue probado con estudiantes de psicología. En una época en la que el psicoanálisis iba en aumento, este bot simulaba a alguien que practica la terapia rogeriana (basada en los estudios de Carl Rogers), que se basa en gran medida en escuchar mucho y repetir en forma de pregunta aquello que el paciente ha formulado.
Entre Eliza y Alexa hay décadas de evolución tecnológica y nuevas prácticas de diseño de interacción. Pero un hecho muy remarcable de ambos ejemplos, así como de Siri, Cortana o Google Home, por ejemplo, es que están programados por defecto con voz femenina y, por lo tanto, les atribuimos a una entidad femenina. En este caso, los creadores hablan del hecho de que los usuarios de estos dispositivos imponen ciertos estereotipos a las máquinas cuando programan con voz de mujer. Los sistemas son considerados más simpáticos, útiles y cordiales, y esto aumenta la satisfacción final del usuario.
En el caso de Eliza, un bot creado con fines psicológicos y terapéuticos, también se le podría atribuir un aspecto de cuidado y atención.
Os animamos a probar Eliza vosotros mismos, a fijaros en qué elementos comparte con sistemas más modernos y a valorar de qué manera creéis que se ha evolucionado hasta el día de hoy.